Comenzar con el Por Qué, como nos recomienda Simon Sinek en uno de sus libros, ¿Qué nos mueve?, ¿por qué hacemos lo que hacemos?, ¿por qué nos despertamos contentos todas las mañanas? o también ¿Por qué nos despertamos no contentes? Nuestros cerebro racional, vive a merced de las emociones generadas por el cerebro reptiliano, el más animal y antiguo de nuestra evolución. ¿Por qué creamos Espacios Vacíos? ¿Por qué hacemos lo que hacemos con la comunidad?
La vida transcurre como un viaje lleno de preguntas. Me gusta preguntar, conversar, entender la vida de las personas, conocer historias y en el camino imaginarme respuestas. Entender el origen de las preguntas, lo que motiva a las personas a hacerse esas preguntas, sus historias de vida, sus certezas y sus miedos. A veces me siento inseguro con tantas preguntas, a veces siento miedo ante la incertidumbre y a veces ni si quiera sé por qué tengo miedo. No he aprendido a no sentir miedo, lo que sí he aprendido en estos 52 años de vida es a seguir a pesar del miedo y en ese seguir surgió la idea de crear esta metodología de Espacios Vacíos.
Todo comenzó precisamente en los talleres de innovación y transformación digital que desarrollamos en nuestras empresas. He tenido la suerte de participar en miles de horas de programas de innovación con grandes corporaciones, bancos de varios países de Latinoamérica, Estados Unidos, Europa e incluso Asia. En esas actividades he convivido con personas de distintos niveles en las organizaciones, desde presidentes a guardias de seguridad, cajeros, ingenieros de inteligencia artificial, programadores, vicepresidentes de negocios, auditores internos, gente del mundo empresas y asesores comerciales de microempresas entre otros.
En cada uno de estos talleres y actividades, vamos utilizando las metodologías recomendadas para lograr los impactos en los procesos transformacionales y de innovación. Conceptos y metodologías como: design thinking, células ágiles, Lean Startup, Canvas, Scrum, y mucho mas. Son herramientas muy poderosas, creadas por personas que admiro mucho, de las cuales he estudiado y aplicado en mi vida como emprendedor. En cada uno de estos talleres, comencé a distinguir tres grupos de personas.
El primer grupo, que es el más pequeño, estaba compuesto por personas que sí entendían las herramientas y sí aplicaban los conceptos en el desarrollo de sus soluciones.
El segundo grupo se parecía al primero en conocer las herramientas y los conceptos, sin embargo se enfocan en la herramienta y no en como aplicarla en sus soluciones. Tenemos en este grupo a consultores o empleados de las empresas, que se encargan de usar muchos términos en inglés o nuevas palabras, que los hacen parecer expertos, pero que pocas veces aplican en el desarrollo de soluciones reales. Para este grupo es mas importante mantener la certificación de agile couch, scrum master y otros, que resolver los dolores de los clientes y las personas, que es para lo que fueron creadas las empresas, como nos lo recuerda Peter Drucker, “el resultado de cualquier compañía está fuera de sus paredes y de su organización, el resultado de toda empresa es un cliente satisfecho”. Este segundo grupo, no vive para los clientes, vive para reforzar su certidumbre basada en las certificaciones que obtiene.
El tercer grupo es el que nos inspiró primero a desarrollar los talleres de Espacios Vacíos, luego me inspiró a escribir el libro y ahora este programa de certificación. Este tercer grupo es el más numeroso, es el grupo de los responsables de los resultados de una empresa. Los ejecutivos de cuenta que atienden clientes, los cajeros de banco, los asesores de seguros, los actuarios, los vicepresidentes que no tienen tiempo para capacitarse en metodologías, los directores, mis colegas programadores de Cobol, que dicho sea de paso muy pocas veces son invitados a los ejercicios de innovación de los señores del grupo dos, en fin para las personas que día a día hacen empresa, que día a día viven los dolores del cliente, viven los dolores internos de las empresas y a pesar de todo, sacan sus tareas diarias adelante.
En la mayoría de los talleres, este grupo de personas asisten a las actividades, pero los conceptos de las metodologías de innovación, no les llegan al corazón y como no les llegan la corazón, no los aplican en su día a día. Entonces, perdemos información valiosa, de personas que sí están cerca de los dolores y que si los motivamos a tener una participación activa en los procesos de innovación, lograremos que sean parte fundamental de la transformación digital de la organización.
Por esta razón, buscamos crear un lenguaje simple para que todos puedan comunicarse en este proceso transformacional. Un lenguaje en le que un cajero pueda participar sin problemas en un ejercicio con un vicepresidente y lograr una comunicación efectiva para trabajar en el desarrollo de una solución. Usamos el ejemplo del Chef Gastón Acurio, para reforzar el concepto de la experimentación necesaria en los procesos transformacionales. Un chef crea nuevos platos haciendo muchos experimentos que combinan ingredientes, no es una sola combinación, es un trabajo metódico que resulta muchas veces en fracasos gratificantes, fracasos que les sirven para el siguiente experimento. Un chef que hace experimentos con los ingredientes, lo primero que tiene que hacer es identificar los ingredientes, buscarlos en los mercados, en los campos, en las caletas de pescadores y reconocer las maravillas que nos da nuestra Madre Tierra. Este proceso de reconocer ingredientes, es la clave de Espacios Vacíos, es un proceso simple pero poderoso, es un proceso que nos obliga a mirar lo que tenemos y luego desde ahí reconocer lo que nos falta.
Muchos de ustedes se estarán preguntando en esta parte, ¿Por qué una certificación de Espacios Vacíos, si en los párrafos anteriores comenté que las personas del grupo dos se centraban en las certificaciones y no en resolver los dolores del cliente? Precisamente ahí está la respuesta, porque esta certificación tiene como objetivo principal, no perder la esencia del método y conocer el motivo del por qué creamos este método. En este punto tengo que agradecer a mi amigo Felipe Vicencio, que durante la pandemia asistió a una de mis charlas de Espacios Vacíos y que un buen día me contactó y me dijo “Ramón te felicito por la metodología y me gustaría certificarme para impartirla a mis alumnos en la universidad y los institutos en los que trabajo”. Esa llamada me sorprendió, primero porque me parecía extraño que alguien quisiera certificarse en algo que podía usar luego de la charla haciendo ejercicios directamente con sus alumnos, mi charla quedó grabada y hay varias en los canales digitales. Nunca pensé que era necesaria una certificación, pero luego el mismo Felipe me invitó a participar en un proceso para incorporar la innovación en un Instituto técnico del norte de Chile, capacitando a los profesores para que pudieran usar la metodología con los alumnos. En ese momento entendí por qué es necesaria una certificación.
Para poder impactar a la mayor cantidad de personas, para poder apoyar los procesos de transformación cultural de las empresas, para apoyar a las personas a hacer nuevos emprendimientos, debe haber mucha gente actuando como facilitadores del método y no basta con leer el libro de Espacios Vacíos o asistir a una charla o a un taller. Cada concepto que desarrollamos en el método, tiene una razón de ser, debe ser entendido y adaptado a la realidad de la organización en la que se está ejecutando. Todo ese entendimiento debe ser compartido luego, con la comunidad de Espacios Vacíos, para seguir reforzando los conceptos y seguir creando espacios de colaboración. Ese es el por qué de este proceso de certificación.
Trabajamos para seguir desarrollando el talento latinoamericano, para que nuestro continente siga creciendo y desarrolle un camino de innovación consciente, un proceso de Transformación Digital que nos permita crear Espacios Vacíos para volver a nuestras raíces naturales, para que nuestros niños vuelvan a jugar a las plazas, para que nuestras familias se vuelvan a encontrar, para que volvamos a celebrar cumpleaños como se hacía antes, con una torta y la familia alrededor de la mesa, para que dejemos de lado las peleas por redes sociales y nos demos el tiempo de escuchar al otro. Es un tiempo para Crear en Colaboración, es un tiempo para enfrentar una nueva era, una nueva era con nuevas herramientas.
Esperamos apoyarte en el proceso con las herramientas necesarias y los artefactos que podrás usar en los ejercicios, este es un método vivo, que está en constante evolución y del que ahora en adelante, eres parte. Bienvenido al viaje, disfruta del camino, gracias por hacerte parte.
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